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Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional. Envidia... | Enamorarte de la Vida

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06 May 2014

Envidia...


¿Sabes que es la envidia?

La envidia nace cuando perdemos nuestro valor como personas y en el gran mercado de la vida ponemos en oferta el valor de las demás personas, nos dedicamos a hablar y criticar los logros de otros simplemente porque no somos capaces de alcanzar logros propios y es que al fin y al cabo "el éxito de  unos es el fracaso de otros". La envidia se esconde en el fondo de nuestros corazones, se maquilla de amabilidad, aparenta cortesía y se disfraza de buena voluntad, pero es más terrible que el hambre simplemente porque es hambre espiritual, se molesta con el éxito y la satisfacción ajena y se goza al contemplar la miseria de otros.

La envidia no tiene franqueza en su sonrisa ni sinceridad en sus lágrimas, se esconde detrás de las apariencias y es el más mezquino de los sentimientos, tiene el poder de unir a miles de personas en contra de otras personas, se atreve a juzgarlas y los insultos, las burlas y los sarcasmos son el argumento que utiliza para destruir a quienes NO aceptan la estupidez, las apariencia y la mediocridad de algunas personas.

Los envidiosos se fijan en las bendiciones que reciben los demás en lugar de disfrutar las que ellos reciben a diario, la envidia se apodera de ellos, los atormenta y los hace sufrir por no tener lo que otros tienen o logran  y lo demuestran con el veneno que sale de sus bocas; somos capace de convertir a cualquiera en el dueño del mundo con la  falsedad de nuestras palabras y acciones guiados únicamente por la ambición y el interés, pero no somos capaces de arrodillarnos ante el verdadero dueño del mundo y orar para limpiar el veneno que llevamos en el corazón; envidiamos a quienes logran sus sueños pero nos olvidamos de alcanzar los nuestros; miramos a los demás con lupa pero no nos miramos a un espejo, NO somos capaces de construir nuestro propio camino pero nos creemos con derecho a destruir el camino de los demás.

Ten cuidado de lo que siembras con tus palabras y tus actos, "las palabras hieren pero las acciones matan" y solo nosotros decidimos la cosecha que queremos recoger: amor y paz o dolor y odio, ¡tú decides!


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